Marilyn Monroe: Una mujer fabricada para sufrir.

Cuando hablamos de Marilyn Monroe no podemos evitar pensar en sensualidad, talento, belleza y feminidad ... pero también nos viene a la cabeza sufrimiento, dolor, desgracia y muerte. 

La belleza de Marilyn es única. Su cara mezcla la inocencia de sus ojos casi de niña, con la sexualidad/sensualidad de sus labios. 

Una mujer sufrida, que cuando quiso quitarse el cartel de rubia tonta, no fue capaz. Esa etiqueta fue más fuerte con su talento, y no fue capaz de quitársela nunca. Muchos creen que Marilyn era una mujer tonta, pero todo lo contrario. Fue capaz de conseguir todo lo que muchas deseaban, ser diseñada para gustar a los hombres y a las mujeres, imitaban su pelo oxigenado y su lunar. 

Sus papeles se resumen en una mujer inocente, risueña, perfecta y objeto sexual de los hombres. Marilyn estaba encasillada y quiso librarse de ese "otro yo" pero no fue capaz. Los hombres se acostaban con Marilyn Monroe y no querían levantarse con Norma Jeane.

 La mujer pelirroja luchaba contra la rubia, pero Marilyn era ya demasiado fuerte. Marilyn había devorado frente a los ojos del mundo a Norma y la única manera que la actriz vio para liberarse de sus cadenas fue el suicidio. 

 América del Norte necesitaba una mujer como ella, y fueron a dar con una mujer sufrida que no destacaba por su talento o profesionalidad, pero sí por eclipsar a cualquier persona que compartiera plano. Su inseguridad se convertía en convencimiento. Sus cincuenta tomas falsas por escena, se convertían en algo sublime cuando por fín la escena salía. 

Por eso, Andy Warhol, el rey de lo prefabricado, decidió retratarla pintada como una payasa. Por qué Marilyn nunca fue lo que quiso, si no que lo que quisieron que fuera. Una mujer prefabricada de la que solo importaba su exterior, su belleza. Una belleza única conseguida a base de bote de agua oxigenada, un lunar falso y algún que otro doloroso tratamiento. 

No era fácil ser Marilyn Monroe. Marilyn fue la mujer que deseo cada hombre y que no quiso querer ninguno. Era un trofeo falto de cariño. Su naturalidad fue convirtiéndose en el sueño erótico de cualquier hombre. 

Simplemente, ella no quería ser ese objeto y el juguete se rompió. Todos lloraron su muerte, pero a nadie le importo Norma mientras estaba viva. 

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